¿Y qué hago con este dragón que me echa fuego por dentro en forma de palabras cuando por fuera estoy paralizada en mitad de la ventisca invernal, terriblemente blanca y helada de la hoja vacía?
¿Y qué hago con las palabras rotas, deshojadas como pétalos de rosa marchita que me caen como lluvia ácida cada vez que estoy a solas?
Esta extraña alquimia de días sucesivos, libros no leídos, besos que no damos, abrazos no sentidos, propósitos no cumplidos y versos que jamás escribiremos me devora cada vez más rápido, y cada vez más fuerte.
Y comprendo que nunca seré dragón.
Ni rosa.
Ni tan siquiera escriba.
23 de abril de 2019, día del libro
Colaboración para el blog Nosotras escribimos.