
qué lindas las arvejas que crecen libres al borde de los caminos en primavera
nadie les presta atención
a menudo se las pisa, se las arranca sin miramientos
solo son malas hierbas inservibles un estorbo en el gris asfalto
qué importa que sean bellas o que tengan algo que decir
a veces recojo algunos tallos y les doy acomodo en un jarrón
las pongo en la cocina y me acompañan mientras decidido si tengo hambre o no.