«Respirar es menos importante que amar»
Entrevista: Sara Nieto

Queridos amigos, hoy me atrevo con uno de los grandes. Les traigo una charla nada menos que con una de las mejores voces de la literatura del momento: poeta, relatista, ensayista. Vamos, escritor en letras mayúsculas y ganador de infinidad de premios. Tantos que ya le pierdo la cuenta.
Él es Alexis López Vidal. Este alicantino nacido en Torrevieja lleva ya unos cuantos años aparcando a ratos el aburrido mundo del marketing para cedérselo a la literatura. ¡Y qué ratos! Sobra decir que lo que extrae de ellos son obras maestras, dignas ganadoras, como ya he dicho, de los premios y menciones que cosecha por todas partes. Y por si os queda la duda os comento que la última de ellas, por cierto, es de hace tan solo unas horas: Mención de honor en el XXII Certamen de la Villa de Montánchez con su relato “Arquitectura hostil”. Igual para cuando termine de armar este amago de entrevista ya ha acumulado otros pocos. Seguro.
Yo tuve el honor de acercarme literariamente a Alexis en el mundo “concursos” en el VIII Certamen Madrid Sky del año pasado, pues él quedó ganador y yo tercera. Hace unos meses el acercamiento, por fin, fue en persona, cuando compartimos el honor de ser jurado del certamen de este año y de asistir a la ceremonia de entrega de premios. En el evento posterior, vinos y cañas mediante, por fin pudimos hacernos confesiones de juntaletras. Y allí constaté que Alexis es tan grande como escritor como lo es como persona, pues le faltó tiempo para hacerme llegar su último poemario: “Catálogo de bestias marinas”. Una delicatessen de la poesía. Maravilloso. Caí rendida ante sus versos (un poco más) y comprendí que le debía una entrevista (o algo parecido). No me juzguéis duramente. He hecho lo que he podido o mis nervios me han dejado.

SARA NIETO: Alexis, querido, llevas bastante tiempo en el mundo de las letras, pero tu formación no tiene nada que ver con la Filología, la Literatura o similar (corrígeme si me equivoco). Vienes del mundo del Marketing. Y aunque sé que tienes algún ensayo profesional escrito, quiero saber qué fue lo que te llevó a escribir ficción.
ALEXIS LÓPEZ VIDAL: La realidad es que, paradójicamente, es al contrario: soy un forastero en un mundo de hojas de cálculo y análisis estadístico. Cursé el bachillerato de Letras Puras (latín y griego) y he escrito poesía desde que era un niño, además de alguna que otra pequeña obra de teatro que interpretaban mis compañeros de EGB, y durante la adolescencia hice mis pinitos en prosa con colaboraciones en semanarios y el esbozo de mis primeros relatos. No fue hasta que concluí mis estudios universitarios, en Publicidad y Relaciones Públicas, que me interesé por el mundo del marketing, en el que acabé especializándome. Si bien es cierto que hoy en día mi jornada profesional tiene un alto componente, digamos, técnico y donde los números ejercen una tiranía insalvable, también lo es que la comunicación es una pata indispensable en el Marketing y a la que dedico otra parte destacada de mi labor.
S.N.: Y desde luego, está claro que ese aspecto de comunicador lo manejas muy bien. Te he leído infinidad de relatos y poemas que vas dejando por las redes como miguitas de pan que se te van cayendo de ese enorme zurrón en el que guardas multitud de historias y versos ganadores. Sorprende, ante todo, la calidad, pero también la capacidad que tienes de gestarlas sin parar. Alexis, me tienes obnubilada. Yo, de mayor, quiero ser como tú. ¿Cuál es el secreto para poder concursar y ganar tantos galardones? Te imagino en un despacho impoluto, con cada cosa en su lugar, sentado a tu mesa con todo super organizado, con un tablero lleno de post-it de colores, manejando un Excel o algo así, donde llevas la cuenta de fechas, requisitos, temas, tramas, etc. Por favor, dime si es verdad o es solo imaginación mía.
A.L.V.: (Risas) ¡La verdad es que tienes razón! Soy la antítesis del escritor romántico que escribe a mano en un cuaderno de tapa dura, mientras ve languidecer la tarde acomodado en un banco del parque o en la solitud de la madrugada. Mi yo escritor es la otra cara de mi yo oficinista, y en realidad ambos se asemejan bastante en sus modos y sus formas: escribo los fines de semana, desde temprano y acompañado de una buena taza de café, siempre en mi portátil desde el despacho de casa (donde todo está en su sitio, soy un maniático del orden). Antes de escribir un relato pergeño la trama, un esbozo de los personajes principales y anticipo el final (la escritura libre no es para mí, lo he repetido en diferentes ocasiones, sin ese plano acabamos perdidos tanto la historia como yo mismo); solo entonces dejo que el relato y los personajes me lleven y sí, también hay espacio para la magia: giros inesperados que conducen igualmente al final o ligeras variaciones de este con mejor tino, personajes secundarios o lugares menores que de pronto se apoderan de la historia… Y por último, como intuías, todo empieza y acaba en una hoja de cálculo: al principio, cada fin de semana, consultaba las convocatorias vigentes próximas a expirar y escribía un relato para concursar pero me di cuenta de que muchos de los certámenes de mayor calado siguen requiriendo el envío postal, y esto era incompatible con una dinámica tan in extremis, por lo que en el último año me he visto en la obligación de organizar un calendario. Una vez que he enviado mi participación, añado el registro a la hoja de cálculo indicando el certamen, el relato enviado y la fecha en que se publicará el fallo. No tenía ni idea de la planificación que requiere profesionalizar, en cierta medida, la participación en certámenes literarios y he tenido que aprender sobre la marcha.
Siempre he pensado que la producción literaria de un autor es una víscera (por lo visceral) (…) en algunos es un intestino (delgado en los más delicados y grueso, en los menos), en la mayoría es un hígado: un órgano que ha filtrado el poso de todas las lecturas a las que nos hemos amorrado.
Alexis López Vidal
S.N.: Pues la verdad es que leyéndote y a juzgar por el palmarés que llevas, sí me hago una ligera idea. (Nota mental: hacer un curso de Excel avanzado ¡ya!).
Y siguiendo con el tema que nos ocupa: la literatura, veo que te desenvuelves muy bien en el género del relato y también en la poesía. Sin embargo, adivino que últimamente te decantas por este último, a juzgar por los libros que llevas publicados, que son tres de poesía: “Escarnio público. Tetralogía de amores usados” (2020), “El filo mellado” (2020) y “Catálogo de bestias marinas” (2022), frente a solo uno de relato “Bar Matrioshka y otras historias”, que además fue tu primera obra hace ya nueve años.
A.L.V.: Seguramente mi producción literaria en el último año y medio se decante por la narrativa, sobre todo impelido por la participación en certámenes literarios, pero escribir poesía es realmente aquello que me define. Los últimos tres poemarios publicados se escribieron justo antes de la pandemia, junto con un cuarto que permanece inédito y que espero que se publique el año próximo, sin mayor pretensión que el propio oficio de la escritura; no había concursos literarios ni nada parecido en el horizonte (de hecho apenas había rascado la superficie de este mundillo en ese momento). Creo que en gran medida ejercito la prosa, precisamente, como un vehículo para llegar a más lectores y llevarlos a mi poesía.
S.N.: Buena estratagema esa, Alexis. Porque en cualquier caso, después de años leyéndote yo tengo claro que eres, ante todo, poeta. Ya sea en verso o en prosa, tus letras destilan poesía, bellas metáforas e imágenes que se te quedan clavadas en la memoria. Lo último que he tenido el placer de leerte sin pausa y sin prisa (requisito indispensable para poder leer poesía) ha sido tu “Catálogo de bestias marinas”. Como digo, viene cargado de alegorías que orbitan alrededor de un lenguaje marino y salitroso. Salitroso como las lágrimas, porque como siempre, tras cada poema queda un regusto de nostalgia. ¿Me equivoco?
A.L.V.: Sí, no podemos huir de quienes somos. Siempre he pensado que la producción literaria de un autor es una víscera (por lo visceral) y porque, aunque en algunos es un intestino (delgado en los más delicados y grueso, en los menos), en la mayoría es un hígado: un órgano que ha filtrado el poso de todas las lecturas a las que nos hemos amorrado. Soy un lector empedernido desde niño, y he recibido el influjo de toda la poesía que ha llegado a mis manos, pero también de otros autores de cabecera como John Cheever o Anne Rice, en los que encuentras un preciosismo y una nostalgia por otro tiempo. Rice, al describir la belleza y la mortífera fatalidad de sus vampiros, habla del cancro en el capullo de la rosa. Puede que sea eso lo que persigo en mis textos: reivindicar una narrativa hermosa, sin caer en la pedantería, que subyugue y clave sus colmillos en el lector por medio de imágenes poderosas. Y tal vez hay mucho de eso en “Catálogo de Bestias Marinas” solo que, en este caso, la amenaza surge de un mar proceloso de recuerdos.
Ser adulto es, en muchas ocasiones, ceder terreno, elegir de entre todas la derrota menos dolorosa.
Alexis López Vidal
S.N.: En efecto, es un océano de recuerdos tu catálogo. Recuerdos duros y pesados que nos arrastran hacia el fondo. Ese fondo habitado de monstruos de los que todos huimos y que sin embargo no sabemos o no queremos desprendernos de ellos. Pero háblanos de tu catálogo desde un punto de vista formal, que es algo curioso. Explícanos cómo está estructurado y la clasificación de esas bestias.
A.L.V.: Se trata de un poemario dividido en cada una de las partes en que se clasifica el mar según su profundidad, de modo que es una invitación a adentrarse en las aguas y descubrir a sus criaturas, distintas pero muy iguales a nosotros a medida que la luz del sol no alcanza a iluminar los fondos abisales. Estas criaturas y su mundo sirven como trasunto de nuestra sociedad y de nosotros mismos: aislados, recogidos en el refugio callado y solitario de la hipertecnificación, que en lugar de acercarnos más nos aleja, porque todo está a golpe de clic y de mensaje escueto en WhatsApp o redes sociales, y todos rehuimos emerger a la superficie y retomar el auténtico contacto.
S.N.: Muy buena reflexión, Alexis. Volviendo a la temática, junto a la nostalgia, atisbo un profundo sentimiento de amargura y tristeza. Más bien, resignación por la pérdida de esa patria de la que habló Rilke, la única patria verdadera, que es la infancia. Está claro que tu infancia está junto al mar Mediterráneo. Y que tus vivencias más intensas también están allí, en cada ola, en cada grano de arena o cada minúsculo microorganismo.
A.L.V.: Seguramente. Es muy difícil no idealizar nuestro pasado, quizá porque hay un elemento de nuestra infancia que siempre echaremos en falta: la inocencia. Queremos regresar a ese tiempo de descubrimientos, de exploración, donde todo parecía posible y las victorias se intuían factibles y al alcance de la mano. Ser adulto es, en muchas ocasiones, ceder terreno, elegir de entre todas la derrota menos dolorosa. Hay poemas en el libro que lloran la pérdida de ese tiempo pasado, aunque también otros apelan a nadar y remontar la corriente de pesar e incertidumbre.
S.N.: Como buen poeta ya sabes que en realidad solo hay dos temas en poesía: el eros y el tánatos. En este poemario has conseguido en cierto modo aunarlos, ya que tus versos a menudo supuran amor. Amor en todas sus formas: sexual, platónico y por supuesto, desamor. Pero un amor sin ñoñerías ni edulcorantes. Un amor más cercano a la trascendencia de la muerte y el paso del tiempo. Aunque ya se sabe, que esto es mi interpretación y un poemario es distinto para cada persona que lo lee, ¿crees que me acerco? ¿Te consideras un poeta del amor?
A.L.V.: Estoy convencido de que el amor siempre es la respuesta. En cualquiera de sus formas y vertientes, en mayor o menor medida. Respirar es menos importante que amar. Nuestros pulmones sustentan nuestra capacidad de amarnos, a otros y a nosotros mismos. No se puede escribir sin escribir del amor: escribimos acerca de su presencia e influencia y hablamos de él por omisión en su ausencia. El relato más sórdido acaba reclamando amor, de algún tipo. El amor ha ejercido una importancia capital en mi producción literaria, y, aunque puede que mi poemario “Escarnio público. Tetralogía de amores usados” haya acabado convirtiéndose en una especie de síntesis de esta manera de entender el mundo, el amor, como la Luna, influye en las mareas oceánicas de “Catálogo de Bestias Marinas”.
S.N.: En cuanto al estilo está claro que ya lo tienes bastante definido. Tus versos contienen una amalgama entre lirismo y un lenguaje muy rico perfectamente adaptado en este caso al medio marino. Pero atisbo también pinceladas de coloquialismo descarnado, que me recuerdan en cierta manera a los novísimos. ¿Cuáles son tus influencias a la hora de escribir poesía?
A.L.V.: Como decía, he bebido de muchas fuentes: desde Petrarca hasta Juan Ramón Jiménez, pasando por Lorca, Evgueni Evtushenko… Trato de leer poesía con frecuencia, y destacaría a autores actuales y no tan mainstream como José Manuel Vivas, Miguel Sánchez Robles, Javier García Cellino, Santiago Gómez Valverde o Julia Piera.
S.N.: Inevitable pregunta: ¿en qué te inspiras? ¿Dónde están esos lugares a los que vuelves una y otra vez para encontrar a la musa esquiva?
A.L.V.: Es una pregunta difícil. A veces la chispa salta tras la lectura de una noticia o de un artículo, o un poema o una novela me despiertan el deseo de morar en esa obra un poco más, a través de mi interpretación de ese espacio o de esas gentes.
Como quincallero de las letras, escarbo en muy diferentes lugares. (…) Y de nuevo insisto en reivindicar a autores fuera del radar del gran circuito editorial.
Alexis López Vidal
S.N.: ¿Cuáles son tu escritores o tus libros de cabera? Esos que te llevas a la cama antes de dormir o que siempre andan por ahí al alcance de tu mano.
A.L.V.: Como quincallero de las letras, escarbo en muy diferentes lugares. He nombrado a Cheever y Anne Rice, también destacaría a Stephen King, Maupasant, Lord Dunsany, Poe, Lovecraft, John Irving, Cortázar, Borges… Y de nuevo insisto en reivindicar a autores fuera del radar del gran circuito editorial, como Miguel Sánchez Robles con su “Algo pasa en el mundo” o Antonio Tocornal con su “Bajamares”.
S.N.: Quiero saber de tus proyectos. Cuéntame. ¿Qué va a ser lo siguiente con lo que nos vas a deleitar?
A.L.V.: Espero que el año próximo me regale la publicación de un nuevo poemario y el tiempo suficiente para trabajar en una novela. Por el momento seguiré cultivando el relato y disfrutando del encuentro con autores y personas tan maravillosas y enamoradas de las letras como tú.
S.N.: Vaya, gracias de nuevo por tu generosidad, Alexis. Es fácil enamorarse de las letras con obras tan talentosas.
Y hasta aquí la charla con mi querido Alexis. Espero que haya sido tan provechosa para él como para mí. Os invito a todos a hundiros en su océano tan especial, al menos para refrescarnos en estos tórridos días de finales de agosto. Por las bestias no os asustéis, no serán muy diferentes de las propias.
Una última cosita. Para estar al día de la obra de Alexis López Vidal, aquí tenéis su web: