“He visto cosas que vosotros jamás creeríais”
Pues sí, con este lema participé en el VI Certamen Literario Sierra de Francia, en la categoría poesía. Decir que me hace ilusión recibir este diploma, y de esta tierra, es poco.
Comparto mi poemita.

Así como los colores no existen
dentro la caja oscura
más que cuando por la breve rendija
se cuela un rayo de luz,
para el abuelo Ezequiel
dejó de existir hace mucho
el calor de su tierra.
Ya no huele la jara, ni canta el ruiseñor.
El autillo no ulula
meciéndole en el silencio
de la sierra que lo amó.
Pero a ratos se le abren las entrañas
y penetra en sus tinieblas la montaña.
Su montaña.
Su guía y su refugio
de aguaceros y solanas.
Allí vuelve por un instante
a solazarse bajo los carballos
entre las faldas de una muchacha.
Y al recordar
su risa de arroyo en primavera
una lágrima rueda
por su mejilla enjuta.
Y se le cierra de súbito la rendija.
Vuelve el abuelo
a lo negro, a lo frío y a lo desconocido
de la cama de hospital,
de un virus impronunciable
que corrompe su bella sangre.
Pero aún le queda un último
nervio vivo para arrancarse
esos cables que le atan, que le amarran
y separan de sus añoranzas.
Y así como no existe la muerte
más que cuando penetra la vida
por la brecha del recuerdo,
Ezequiel se aferra a ella,
a su Sierra de Francia.
Y con ella en las pupilas
cierra los ojos por última vez.