Veo un hermoso cielo verde, nubes de musgo
y alfombras de helechos.
Hay también
un hermoso campo azul
como el mar profundo y sereno.
Nadan las vacas
transformadas
en ballenas gráciles
y ramonean perezosas
en su océano de paz.
Dicen que confundo los colores desde que llegué.
Que la retina
se me impregnó de verde
desde que crucé
el bosque.
Pero las hayas me dieron
la sombra que necesitaba.
La antiguas secuoyas
me abrazaron con su tronco de terciopelo.
Dicen que confundo los colores. Yo creo que son ellos
los que no saben mirar.